Ver The Kid with a Bike de los hermanos Dardenne es recordar porque aquí en Bajo Criterio no se ha escrito nada en los últimos 11 meses. Hay que vivir. Despertar, desayunar, ir a trabajar, reír, mear, cagar, hacerte una puñeta o chichar, dormir. Y todo eso que distrae lo suficiente como para no perder el tiempo escribiendo por escribir.
Pie al pedal gracias a The Kid with a Bike
William Rosario on Saturday, July 21, 2012
Ver The Kid with a Bike de los hermanos Dardenne es recordar porque aquí en Bajo Criterio no se ha escrito nada en los últimos 11 meses. Hay que vivir. Despertar, desayunar, ir a trabajar, reír, mear, cagar, hacerte una puñeta o chichar, dormir. Y todo eso que distrae lo suficiente como para no perder el tiempo escribiendo por escribir.
The Hangover 2, Zach Galifianakis y el perfect timing
William R. on Sunday, June 5, 2011
Vi esta segunda parte en una sala de cine en Rio Hondo llena a capacidad. Para el momento en el que Phil (Bradley Cooper) le anuncia a su esposa que “baby, volvió a ocurrir”, que la noche se había descojonado, todo el mundo en la sala estaba gritando, aplaudiendo y meándose de la risa. Ese momento ocurrió en los primeros cinco minutos del filme.
En The Hangover 2 el que se casa es Stu (Ed Helms) con una mujer asiática, por lo que la boda será en Bangkok. Tracy (Sasha Barrese), la esposa de Doug (Justin Bartha) lo convence de que invite a su hermano Alan (Zach Galifianakis) para sacarlo de la depresión que lo consume, “lo único bueno que recuerda fue el viaje a las Vegas con ustedes”, dice ella. Doug convence a Stu de que invite a Alan, al principio Stu no quiere pero luego se rinde, lo invita y se jodió la cosa.
La película es más que efectiva. El volumen de la risa en la sala era tan alto que no se escuchaban las líneas que venían después de los chiste. La dirección está sólida, las actuaciones perfectas (estos tres están en su prime) y el guión es excelente en proveer suficientes “what the fuck?” moments como para hacer de esta una propuesta de comedia memorable.
Sin embargo, lo que llama mi atención no es lo efectivo del filme, ni los millones que está haciendo. Mi interés se va completamente a un asunto de gusto, timing y sociedad.
Amo el “stand-up comedy” y vengo siguiendo la carrera de Galifianakis desde hace años. Lo vi por primera vez en The Comedians of Comedy, con Patton Oswalt, Maria Bamford y Brian Posehn, un reality show/documental que pasaba Comedy Central los viernes a la 1 de la mañana. Él era el comediante en desarrollo. Pero, nunca había visto a alguien con su estilo. Su delivery, su ritmo, sus one-liners, su interacción con la audiencia y su eficacia en el piano lo hacían único.
“Tengo una novia que se parece un poco a Charlize Theron y un montón a Dog the Bounty Hunter”, decía acompañado de una melodía en el piano. También vi su especial de una hora Live at the Purple Onion a la vez que me preguntaba: “¿Por qué nadie ha descubierto a este cabrón?” (Galifianakis tenía 38 años cuando salió este DVD).
Con el tiempo me resigné a que él era otro de esos talentos que nunca encontraría un público masivo, un comediante marginal. A sus presentaciones asistían de 50 a 75 personas. “Mis fanáticas son las góticas obesas con acne en la espalda.”, vacilaba refiriéndose a lo limitado de su fan base.
Inclusive, luego descubrí que tuvo un talk show en VH1 y que se lo cancelarón porque nadie lo veía. Un talk show que mantuvo su específico sentido de humor hasta el último momento, en uno de los episodios (cuando el show ya estaba cancelado), se le ocurrió la idea de poner solo a una persona en las gradas. La persona se paró a mitad de programa y se fue. También, tuvo como uno de sus invitados a un lápiz, y Galifianakis le preguntó: “así que dime, ¿cómo es esto de ser un lápiz en Hollywood?”.
Entonces fue este pasado viernes, en la sala de cine en Rio Hondo, que llegué a la conclusión de que todo es cuestión de timing; que está de uno seguir trabajando, con o sin público aplaudiendo, porque la oportunidad llegará. Fue increíble ver a 400 personas en un cine riéndose de la misma sensibilidad que nadie veía en aquel talk show.
Galifianakis claramente improvisó mucho de lo que terminó en The Hangover 2 y a la gente le gustó lo que improvisó. A sus 42 años, luego de quemarse las pestañas haciendo comedia por 15 años para 30 personas…él se lo merece.
Easy-A y la tómbola
William R. on Tuesday, May 31, 2011
Justo cuando uno cree que conoce a Lady Hollywood, ¡Bam!, te sorprende con uno de sus disparates. Y la sorpresa del 2011 es Easy-A, película de la actriz nominada al Golden Globe de comedia o music…wait, what?
¿Emma Stone la de Easy-A? ¿La misma Easy-A que yo vi? ¿La que es una supuesta adaptación libre de The Scarlet Letter, pero que termina siendo una adaptación libre de Clueless, Mean Girls y Juno todas echadas en una licuadora juntas con un mojón y orín? Que basura, increíble como el hype le gana a la integridad.
Hay que establecer lo importante que es, en taquilla y oportunidades, estar nominada a un premio como el Golden Globe; la tradición y el respeto que trae ser reconocido en esa plataforma.
Esta película tiene un guion desastroso que descansa su estructura en un recurso facilón (“Easy-Device”) como lo son las confesiones de la protagonista a un video-blog…ugh, todo lo resuelven con la cabronsita esta hablando a cámara.
Pero lo peor es su tono, ejecutado y refleajdo los choices de Stone…la nominada, pues comparte con sit-coms como How I Met Your Mother esa comedia que viene desde una distancia irónica. En su mundo, solo existen seres humanos con come-backs correctos a cualquier comentario porque son super-witty wit-machines que me aburren la existencia con su perfección forzada y su “imperfección” superficial. Puedo apostar a que esto se escribió por comité, porque igual que todas las otras películas concebidad de esta manera, a Easy-A le falta corazón…emociones humanas reales que usualmente vienen cuando una historia nace de un punto de vista singular. Eso fue lo único que esta gente no le copió a Diablo Cody, Juno had a heart.
Entonces, ¿por qué Emma Stone se nominó al Golden Globe? ¿No habían cinco interpretaciones dignas y se fueron con la darling de la crítica?
Ok, pero está claro que no leyeron entre lineas, solo prestaron atención a los adjetivos (con A mayúscula) que le dieron a Stone. Puse en bold lo que parece ser el verdadero sentir de los críticos…lo que paso desapercibido:
- Peter Travers, Rolling Stone
“Easy A tacks on a sound message about a teenage girl's right to do with her body as she wishes; the 88 preceding minutes aren't much more relevant than, as one character snarks, ‘a gossip girl in a sweet valley of traveling pants.’ ”
- Melissa Anderson, Village Voice
“Much of what passes for fresh in this Scarlet Letter update doesn't bear closer inspection, yet the movie is not without its pleasures, chief among them the potentially star-making lead performance by Emma Stone.”
De vez en cuando tu puedes pescar a esta gente tratando de montarse en el tren de peliculitas “cool” de presupuestos pequeños, a sabiendas de que estos productos necesitan de los críticos para separarse del montón. Además de que a estos cabrones le gusta salir en posters y trailers…tú sabes, para validarse.
Pero Emma Stone no debió estar nominada para nada que tuviese la palabra actuación en el título. Tirar líneas con la misma actitud y delivery de Miley Cirus en Hannah Montana no es un reto actoral. Hillary Duff lo había hecho antes, Selena Gómez lo hizo después y aquí Stone lo repite pero con material un poco más adulto (no tan adulto…Will and Grace-sitcomy-adulto).
En una escena de esas en las que la protagonista le habla a la cámara, ella cuenta que la caballerosidad ya no existe como en las comedias románticas de los años 80, “lamentablemente John Hughes no dirigió mi película”, dice la tonta y no se equivoca. John Hughes escribía y dirigía cine de jóvenes (teenagers) de carne y huesos.
El sistema tradicional de quorum no debería aplicar a estas premiaciones. Si no hay cinco actrices merecedoras, pues no hay cinco nominadas. El año pasado, de cinco solo debieron nominarse dos. A Anne Hathaway había que descualificarla porque Love and Other Drugs no es ni comedia ni musical, su interpretación de la paciente de Parkinsons con quince minutos de desnudos en pantalla no iba en esta categoría. Angelina Jolie en The Tourist está tan blah y ordinaria, que su nominación dejó claras las intenciones de los organizadores del evento de tenerla en su alfombra roja…y si es por eso Brad Pitt debió estar nominado también. Ya expliqué porque no a Emma Stone. Eso deja a Julianne Moore y a Annette Benning (la eventual ganadora) como las dos únicas merecedoras de la nominación porque en su interpretación se tomaron riesgos de caracterización, sus choices eran específicos y únicos, y su película The Kids are All Right si era una comedia (progresiva inclusive).
Pero, si insisten en mantener su formato de cinco, hay que nominar a las que se lo merecen y para llenar los espacios sobrantes deberían tirar en una tómbola los nombres de todas las actrices que trabajaron papeles protagónicos en comedias o musicales en el año de la premiación. Todas; y los nombres que salgan llenarán los espacios vacantes. Así es como único le harán literal justicia al randomness de su proceso.
Tri-kings day y por qué Hereafter es perfecta…
William R. on Saturday, May 21, 2011
En “Bridesmaids”, la imperfección de Kristen Wiig es sexy con cojones
William Rosario on Friday, May 20, 2011
Cine parabichos: "Black Swan" y la mano dura de Aronofsky
Kemel Jamís on Saturday, April 23, 2011
Darren Aronofsky mete cabras. Es un autor de cine que sabe las películas que quiere hacer y no compromete su visión ni pa’ dios.
Si bien miramos la propuesta de Arnosfky podemos notar que todas sus películas se pueden resumir en como la obsesión progresiva, de sus distintos protagonistas, destruye sus vidas, tortura a sus allegados y de cómo el cine mismo es un medio que puede representar estas obsesiones ficticias y las del mismo cineasta… vigorosamente. El cine como plataforma para la obsesión y la demencia.
Black Swan no es la excepción. Es una película efectiva y en ocasiones efectista que mantiene nuestro interés y curiosidad hasta el último minuto. Es una pieza bella que desespera por arte (es “artsy” y pretensiosa, pero no nos molesta…la pretensión es agradable aquí). Es una propuesta notable del año 2010 y amerita alquilarla si no por otra cosa, porque no se parece a nada en oferta. Aunque sí es parecida a otras películas…las del mismo Aronofsky.
Black Swan no toma prestado de sus películas anteriores, es una suma de todas ellas. Obsesiva, “imperfecta” (me refiero a qué se suelta, no le importa el grano, ni los encuadres desbalanceados, ni la cámara en mano) y nos arrastra con la tragedia de sus personajes principales, que nace de su egoísmo y de su compulsividad.
El problema es que su juego nunca es seductor, es un perreo. Aronofsky nunca pierde el control de su audiencia pero en vez de construirnos una senda por la cual paseamos en su cine, nos agarra por la camisa y por el huevo (me refiero al “pene”, aunque no literalmente) y nos obliga a excitarnos. Cada segundo de Swan tiene una manera agresiva de derivar placer, es el equivalente a una Cialis cinematográfica, nos para el bicho bien para’o e insiste en la erección aún cuando estamos cansados y faltos de la caricia. Pero Aronofsky nunca nos pasa la mano.
Y aunque sea estimulante , la verdad del caso es que después de la primera hora Swan, aún siendo genial y memorable, no tiene nada nuevo que decir en el lenguaje de Aronofsky, testimonio de su autoría al menos. Sí, la cámara acecha a los personajes hasta el punto que les respiramos en la nuca; sí, les damos vueltas 360 grados con gran velocidad a los sujetos y cuerpos que danzan una y otra vez y despues aún más. Puro frenesí.
Si la comparamos con The Company, otra pelicula sobre ballet del fenecido director Robert Altman, evidenciamos que Aronofsky nunca nos da una mirada distanciada de su elenco/personajes, siempre quiere que nos peguemos, nos incita al roce. Donde Altman observa los cuerpos y nos da una mirada privada a la danza y su proceso creativo, Aronofsky insiste en que guayemos hebilla y pretender meterse en la mente, explorar la psiquis.
IN A NUTSHELL: El largometraje cuenta la historia de Nina Sayers, bailarina escogida para representar los dos papeles principales del Lake Swan, o sea el White Swan y el Black Swan. Nina, en busca de su cisne más prieto pone en práctica un método que le consume y vuelve loca. Vivirse el rol será su caída.
Hablando de contenido, no podemos dejar de ver a Black Swan como un melodrama esquizofrénico, una exploración de nuestro lado oscuro y erótico. Y un dejarse arrastrar por las garras del arte….hasta perder la cabeza.
Pero ocurren dos cosas cuando “se pierde la cabeza” . Uno se zumba sin miedo y corre riesgos, se llevan las circunstancias y “los motifs” hasta las últimas consecuencias y se performa la liberación. Lo otro es que que en ese frenesí se nos puede ir la mano, y podemos llegar a los insospechado. Y aunque Aronofsky lo logra, Portman se esmanda. Su propio método es un espejo para el de Nina, pero al revés. En vez de meterse en la mente de su personaje, Natalie se mete en su cuerpo. Su método no es el de los sentimientos, el alma y el convertirse, sino el de la práctica, la técnica, el “stunt”. Ese es el problema de Nina y de “Swan”, su carácter psicológico facilita el divertimiento, le da una excusa a Aronofsky de lucirse 20 veces con los mismos planos y explotar todas la convenciones del horror mental…como un masaje brusco a las zonas bajas.
Cuando llega el clímax ya estamos fatigados y no podemos venirnos.
"I'm Still Here" es un documental importante...
William R. on